lunes, 2 de septiembre de 2013

Las semillas agrícolas son la base de la soberanía de los pueblos


Por Vivi Benito para EnRedando


Las semillas agrícolas son la base de la soberanía de los pueblos. Su libre intercambio y circulación garantiza la reproducción de la diversidad y de la vida. ¿Qué pasa cuando este patrimonio colectivo de los pueblos queda en manos de empresas transnacionales?; ¿Qué pasa con el derecho a la alimentación? 
 enREDando consultó al especialista Carlos Vicente, de la organización GRAIN, quien nos ayuda a encontrar claridad sobre un tema vital y complejo.

“La naturaleza es pródiga. Despilfarra una abundancia admirable para asegurar la continuidad de la especie (…) Ella no ejerce control de calidad sobre cada una de sus semillas. En el ciclo de la vida, la que no germina servirá de alimento para otras especies. Por eso el despilfarro no significa desperdicio. La generosidad es tanta que no hay como concentrar todo en pocas manos. Diariamente se constata: una gran producción sin reparto causa hambre. El monopolio es antinatural”, observa con lucidez el brasilero Werner Fuchs.

Sin dudas los ciclos de la naturaleza, múltiples y perfectos, garantizan la reproducción de la vida y lejos están de las lógicas capitalistas de acumulación. Las comunidades originarias y pueblos campesinos del mundo consideran a la semilla como sagrada, como alimento que nutre, que da vida, por eso es considerada patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad. Privatizarla significa mercantilizar la vida, cercenar la capacidad de los pueblos de decidir sobre la producción y el consumo de los alimentos.

¿Qué significa política y ambientalmente monoplizar nuestras semillas? “Significa tener el control de nuestro sistema alimentario desde la base misma de la agricultura que son las semillas. Así pueden decidir claramente qué podemos comer y cuanto tendremos que pagar para hacerlo. Por supuesto que este control desde la base se extiende a toda la cadena y está siendo implementado de manera agresiva por el agronegocio con el consentimiento y la complicidad de los gobiernos”, señala Carlos.

Detrás de cada semilla hay gran cantidad de información, de conocimientos y saberes ancestrales. Su libre uso e intercambio es un tema vital para la humanidad que los poderes manejan a puertas cerradas. Quien tiene el dominio de las semillas, domina nada menos que la vida y la alimentación de los pueblos. La circulación e intercambio de semillas ha estado entre las prácticas más importantes de la agricultura tradicional pero se ha ido perdiendo con la industrialización de los procesos y el monopolio por parte de las transnacionales.



¿De qué se habla cuando se dice "régimen de propiedad intelectual de las semillas"? Cómo afecta esto a la agricultura campesina y familiar?

- Las formas de propiedad intelectual sobre las semillas que se han instrumentado durante los últimos 50 años han sido dos: los derechos de obtentor regulados por la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV) y las patentes. Lo que se está tratando de implementar con la modificación de la Ley de Semillas es la aplicación de la norma de UPOV 91 que avanza hacia un sistema muy similar al de las patentes. Este régimen tiene múltiples impactos sobre la agricultura familiar y campesina: impone semillas provistas por el mercado corporativo, exige la compra de semillas cada año incrementando los costos de producción, ilegaliza y erosiona el uso y conocimiento de las semillas nativas y criollas, permite la apropiación de las mismas por las corporaciones y pone a los agricultores en manos de Monsanto y las demás corporaciones del agronegocio al poder estas llegar a controlar las semillas y la producción en cualquier predio para garantizar que no estén usando "sus semillas".



Fuente original del artículo: EnRedando
http://stopsoja.blogspot.com.es/
Otro artículo sobre las consecuencias de la privatización de las semillas en la India:
El devastador impacto de las semillas de Monsanto en India


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