Ana Cuéllar. 2011
Puesto a prueba por Sylvester, Bacon insistía en que su naturaleza optimista no era incompatible con una conciencia constante de la muerte. En un mundo sin Dios, los seres humanos no son diferentes de cualquier otro animal y están sometidos a las mismas pulsiones innatas; transeúntes y solos, son víctimas y perpetradores de acciones sin sentido.
Deleuze escribió sobre el masoquismo en términos del animal que hay en el hombre:
Los personajes masoquistas no imitan a los animales; entran en zonas de indetrminación o proximidad en las que la mujer y el animal, el animal y el hombre, son indiscernibles.
Es precisamente esa zona de indiscernibilidad lo que el propio Deleuze identificaba en las pinturas de Bacon.
Hombre o animal, desprovisto de dimensión espiritual, todo lo que existe es el cuerpo físico y todo lo que queda depués son "vestigios de memoria".
Al margen de lo imposible. Matthew Gale y Chris Stephens, pag, 27. Francis Bacon. Edición a cargo de Matthew Gale y Chris Stephens. Madrid, Museo del Prado, 2009
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