viernes, 6 de junio de 2008

En las alturas


Acrílico en papel.2008. 32x41cm.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como dice Thèrèse Brosse en Conciencia-Energía,mientras que nuestra conciencia psíquica que elige, juzga, delibera, y tiene una absoluta incapacidad para generar la serenidad a la que aspira, la mera presencia de la Conciencia pone fin de modo inmediato a toda agitación psíquica.De esta forma la Conciencia, se manifiesta en cuanto nivel superior que subordina instántaneamente y sin esfuerzo a los niveles inferiores. Éste es el nivel "noético" o espiritual que subordina totalmente al psiquismo. Ese estado de pura "lucidez" requiere poner en juego la "totalidad" de la "energía". Como dice Krishnamurti, se trata de la "Conciencia-Energía"del Shakta Vendata.
La Conciencia se afirma de esa forma como nivel superior de integración de la estructura trinitaria del ser humano, por su eficacia funcional, al actualizarse operativamente en su propio nivel, sin incorporarse al psiquismo subyacente, que le quita transparencia, le pone límites y la hace participar en la propia impotencia de este nivel para reformarse así mismo: todas las éticas, ya sean laicas o religiosas, han intentado hacerlo, siempre en vano.
La serenidad que deriva de una comprensión directa, no deformada por condicionamientos, previene las perturbaciones somáticas que genera constantemente una agitación psíquica perjudicial. con ello se preserva la salud corporal.
En consecuencia, la higiene mental que asegura la protección del organismo protege igualmente a la sociedad de perturbaciones y peligros inevitables, derivados de la permanente confrontación de egoísmos antagónicos. Estos agravan la "contaminación psíquica" en la doble dirección "individuo-sociedad" y "sociedad-individuo",cayendo en un auténtico círculo vicioso.
La principal instigadora de las actitudes y comportamientos antisociales no es otra cosa que la implacable tiranía de los "egos".
Por tanto, lo esencial está en esa estabilidad mental que pone fin a la influencia desorganizadora del ego y que en el caso de hacerse permanente, es la "clave" indispensable para acceder a la apertura a lo "Real".