Ana Cuéllar. 2010
“la vida no tiene ningún sentido, ninguna orientación, si ella no está concebida como una aventura en pos del Conocimiento, para lo cual es necesario, como se dice en el I Ching, atravesar las “Grandes Aguas”, o el “Mar de las pasiones” inherentes a la individualidad humana".
Platón dice que “todo lo hemos visto en un orbe anterior, de suerte que conocer es reconocer”; y Bacon afirma que “si aprender es recordar, ignorar es de hecho haber olvidado”. El sentido de este recorrido laberíntico, es pues el de despertar, realizando un viaje de ascenso a través de los estadios intermediarios, para ubicarnos en la posición privilegiada del centro.
“Las vías de realización espiritual son varias y distintos los caminos que a ella llevan. Y no sólo son distintas las formas tradicionales sino que dentro de cada una de ellas hay caminos diferentes de iniciación. Lo que interesa es la realización del Conocimiento y la obtención de la Sabiduría, lo que no excluye lo emocional, ni ninguna otra experiencia encaminada a ese fin, y tampoco se opone lo “religioso”, y menos aún a lo moral, siempre y cuando estos conceptos no pretendan usurpar el territorio de lo metafísico...” (Introducción a la Ciencia Sagrada.Programa Agartha)
En algunos casos, como apoyo a este recorrido interior se tiene la oportunidad de hacer ciertos viajes o peregrinajes a otros lugares, lo cual guarda relación con las analogías existentes entre interior-exterior o esotérico-exotérico, una dualidad que no es opuesta sino complementaria, y que se resuelve a través del Conocimiento que la misma simbólica del viaje interior va promoviendo.
“...desde que intuimos que no somos de “aquí”, la vida misma, con sus avatares, sus luchas , sus pasiones, luces y sombras, se convierte en un símbolo ejemplar de esa búsqueda interior. A partir de ese momento cualquier acontecimiento o suceso revelará siempre algo, se tornará significativo y simbólico”. (Introducción a la Ciencia Sagrada. Programa Agartha)
Lo verdaderamente asombroso, es que estas intuiciones que aquí se mencionan son tan reales e intensas, que en el momento en que comienzan a darse, el iniciado siente que ya no hay retroceso posible, puesto que aquello experimentado deja una huella indeleble en su alma, y es por eso que siente la imperiosa necesidad de continuar caminando hacia adelante, pues en el fondo de sí mismo reconoce que esas intuiciones o reminiscencias que se van dando cada vez con mayor intensidad, son presagio de algo que excede con mucho el mayor de los tesoros imaginados.